INSTINTOS EN JAQUE

Suelen fallar, pero a veces, directamente prefieren ausentarse para cerciorarse de que tengas que meter la nariz en el plato de la experiencia.

Llueven dorados cabellos formando una “ve” al llegar a sus hombros por donde descubren una deleitable piel café. Corta el panorama un bretel negro de la colección primavera-verano’09 de Victoria Secret . Tragás saliva mientras especulás con el cambio chico y le dedicas cuatro segundos a la cara del colectivero con quince horas de sueño, para darle una pincelada de contraste a este precioso momento. Volviéndote a ella, empieza a sonar No more lonely nights. No se movió del caño amarillo que le esta moldeando la espalda con toda la firmeza del acero blandido por esas caderas, frágilmente contenidas en una minifalda. Doce cuarenta del medio día en el asfalto que se evapora y se dirige a tu primer entrevista de trabajo a la que vas a llegar tarde, y sudado. I will do, what i fell, to be right… te aumentan los latidos del corazón y ves el destello de esos ojitos negros, que se encuentran con los tuyos y buscan rápidamente el piso. El estruendo de la fender empuñada en la derecha de David Gilmour te vuelve a quitar el pulso, y evoca a tu mente diez comedias tragicómicas que podrían asemejarse en los próximos diez minutos a tu vida. Todo empieza a verse en slow motion. Recorrés las aristas de su perfecta construcción facial y podes ver como un autentico rubor se expande en sus mejillas. Al frenar bruscamente el bus, te distrae y tu imaginación se apodera de la situación destellando fotogramas de un apartamento alfombrado en verde agua, unos sillones deco-art rojos en torno a un cenicero de pie. Tenues luces amarillas se multiplican en la copa de vino que sostiene su mano mientras la observa. Es el momento de pararte y meter el disco de Donald Fagen que hace calentar una piedra. Ella sigue el juego y se adelanta a trepar tu antebrazo en una caricia, te hace a un lado, la miras a la cara y ella dice ¿me dejas pasar? Entonces desocupás como podés los escalones de descenso de la puerta trasera y le das paso a una mujer de amplias caderas y algo baja de tórax, que lentamente los baja uno a uno mientras te maldice. Lográs nuevamente su atención y ya es pavo al horno. Sostenés la mirada con una intensidad que haría calmar a una fiera y ella esboza una sonrisa colmando toda expectativa de una mujer hecha a tu medida. Seguramente le agrade la buena música y tenga una interesante biblioteca llena de probables temas de conversación con los cuales congeniar, lucirte o discutir con fervor, para luego arreglar todo a la mejor manera. Definitivamente, su imagen es el más acabado ejemplar de una completa reproductora de la raza humana, a la cual le darías la cantidad de hijos que demande, los criarías y los recogerías a la salida del colegio y trabajarías noche y día por ellos de ser necesario. Acabas de oler la presa de tu vida y estas por meter el primer balazo. La ves avisar su parada y tocás el timbre de tu puerta frenéticamente, se escapa. Olvidamos la galantería para gritarle con el tono de un naufrago a un helicóptero y ella se vuelve a vos. Su mirada ahora tiene más significados que un diccionario, te logra confundir hasta hacerte sentir un fresco en la médula que te impide el habla. En eso frena una XR 600 a su lado, su conductor le propensa una delicada nalgada como pidiendo absoluta atención, se quita un casco negro para descubrir una larga cabellera que se desenlaza y, tomando su suave carita, le da el beso lésbico más húmedo que nunca viste. Ahí se va la mujer de tu vida a por unos tragos. Estuvo cerca tu instinto, pero lamentablemente va a ver que actualizarlo un poco. La entrevista era hace treinta minutos. Lover, you should have come over te acompaña a tu casa. Tal vez, la dulce voz de Jeff Buckley te diga algún secreto.

El instinto de atracción entre sexos opuestos dentro de la raza humana esta en proceso de autodestrucción. Ellas pueden con todo, incluso con eso. WE ARE OUT!